CDXtra. –By ED VAZZ– Para Jackie Robinson el experimento de Branch Rickey ponía de manifiesto la terquedad y el desprecio más allá de estratosfera del béisbol. Para muchos el anuncio de incluir a un hombre de color en el deporte del bate y la bola resultaba una ecuación matemática sin resultado. Ricky fue criticado por muchos eruditos del béisbol de aquel tiempo que tenían por seguridad que el muchacho no pasaría el examen.
No obstante, la teoría era una cosa, pero en el terreno de juego sería muy diferente. El paquete de la libertad para el hombre de color en las Grandes Ligas contenía en sus espaldas un vía crucis que recorrer. Pero, el muchacho de color no se amilano y se enfrento al error de un mundo que no quería entender de la libertad de los hombres.
Jackie se convertiría en el antídoto para el germen de la segregación que había sido transferido de generación en generación. Poco a poco Robinson se iba fraguando donde quiera que se paraba gracias a una determinación casi inhumana que logro traspasar los campos minados del pensamiento blanco.
Su pasaporte a la historia fueron sus actuaciones dentro del terreno de juego que dieron por sentado que estaba ante un hombre que vino al mundo con un designio.
Jackie Robinson no fue una casualidad, el fue una realidad que abrió los ojos a una raza que venían arrastrando los vestigios de su propio temperamento. Jackie logro su cometido por qué se defendió de las obstinaciones del mundo blanco y se saboreo el néctar de su propio martirio.
ED VAZZ
