Venezuela vence 3 a 1 a Argentina
Messi está fatigado. Tenía que descansar, pero jugó en el Wanda porque tenía que volver a su selección y porque salía en el cartel. De allí salió más cansado todavía. Moralmente. Su Argentina sigue en las mismas. La Albiceleste es él y necesita sus piernas. Pero sobre todo su cabeza, alguien que piense y ordene una selección a medio hacer y que en tres meses debe jugarse un título en Brasil. Ahora está para lo que está. Para seguir rezándole al 10.
Esta vez, Scaloni probó con la poción mágica pero el experimento fue un desastre. Leo entró en juego y de nada sirvió. El nuevo sistema defensivo quedó retratado por una Venezuela que tuvo una noche como para ilusionarse. Presión inteligente, aliento en el cogote, orden y a correr. Nada más comenzar la fiesta, Rosales metió un buen balón que retrató a Mercado y fue un caramelo para Rondón, que quitó el envoltorio con mala leche. El principio no engañó. La película ya la habíamos visto.
Esperando al 10
Venezuela se adelantó y Argentino esperó. A ver qué hacía Messi, que no apareció hasta la media hora. Un jugadón, tres rivales por el suelo y un centro a Lautaro que estropeó Faríñez con un paradón. La Albiceleste fue los fogonazos de Leo y confusión atrás. Armani retrasó lo que llegó después, el segundo de la Vinotinto. Sacó una falta rápido y Murillo clavó un golazo. Messi siguió sufriendo tras el descanso. Hubo amarillas, cambios y hasta un gol argentino que fabricó Lionel, claro. Marcó Lautaro, como también hizo Josef Martínez, de penalti. Para cerrar una noche para la esperanza venezolana. Y otra para que Messi siga cansándose del equipo de su país.