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Barcelona Campeón
La fiesta estaba preparada. El Barça había llegado a la meta justo como quería: con su público delante, no siendo campeón ante la televisión, con un rival en teoría asequible, con el trofeo luciendo en el palco listo para ser entregado, con la moral a tope para encarar al Liverpool cuatro días después… Pero hacían falta los tres puntos, y se los llevó gracias a un solitario gol de Messi (1-0). No valía otra cosa. Las huestes de Simeone ya se habían encargado de hacer su parte del trabajo y forzar al Barça a lograr la victoria si quería festejar la Liga.
Valverde apostó por un once con dos notables ausencias: Busquets y Messi. No hace falta decir cómo de ganadores se sentían ya en el Camp Nou si podían permitirse el lujo de renunciar de entrada a semejantes piezas. Sin el mediocentro, Arthur ponía la clase, Vidal, la brega y Rakitic, las dos cosas. Sin Messi, jugaban once humanos contra once humanos. Aunque Paco López también había dejado en el banquillo a Morales y Roger, sus dos mejores goleadores. No seremos nosotros quienes critiquemos la decisión del míster. Al fin y al cabo, él es el que pasa toda la semana con sus chicos y sabe cómo está cada uno.
El caso es que el Barça salió a todo trapo, como queriendo ganar el partido a las primeras de cambio y dedicarse luego a guardar energías para el duelo de Champions y festejar el título con su hinchada. En los primeros cinco minutos, los de Valverde ya habían puesto a trabajar a Aitor en un par de ocasiones.
Coutinho, en línea ascendente
Las llegadas del Barça se sucedían, sobre todo por parte de Coutinho, que en tres minutos se topó tres veces con las manos salvadoras del meta del Levante.
A la media hora Luis Suárez se tiró en el área buscando ese penalti que tantas veces se ha sacado de la chistera. Esta vez, De Burgos Bengoetxea no picó y desde la sala del VAR sus compañeros tampoco quisieron pasar a la historia.
En el minuto 40 una falta al borde del área hizo que algún cachondo pidiera que entrara Messi para que marcara con esa facilidad que sólo tiene él en esas acciones. Coutinho la lanzó con la misma habilidad que su compañero, a toda la escuadra, pero Aitor, de nuevo, sacó una mano prodigiosa para mantener la virginidad de su portería. Un coloso.
Todo el mundo daba por hecho que el gol iba a llegar, pero lo cierto es que se llegó al descanso con 0-0. Valverde miraba a su banquillo y sabía que tenía una bala de oro en la recámara. No sabemos cuánto tiempo de juego había pactado con su estrella, pero no había duda de que si la cosa se torcía, había que tirar del gran protagonista de esta Liga. Y ya conforme salieron los jugadores al campo para la segunda parte vimos a Messi listo para entrar. Lo hizo por Coutinho, uno de los mejores del Barça. Si antes no criticamos a Paco López, pues ahora lo mismo con Valverde… Ellos sabrán. Por cierto, el técnico del Levante también dio entrada a su estrella. Morales entró a la vez que Messi.
Con los mejores sobre el verde lo único que pasó es que el Barça apretó aún más, subió de marcha e intensidad y acorraló al Levante, que aguantaba como podía las llegadas en tromba de los azulgranas. No era un juego brillante, pero sí lo suficientemente intenso como para prever que el gol del título estaba al caer. Pero no caía… minuto 50, minuto 60…
El Levante apenas se atrevía a pasar de medio campo. Le costaba un mundo trenzar algo parecido a una jugada, pero seguía aguantando. Un punto en esos momentos no era un botín, era un auténtico tesoro.
Pero hasta ahí habíamos llegado. Messi dijo que ya estaba bien de bromas y, como siempre, fue el más listo de la clase en una jugada embarullada. Le cayó el balón a su pierna izquierda y la puso en la jaula. Así de fácil, así de simple parece, pero que no lo fue hasta que salió el amo y señor de LaLiga.
Susto final
Un minuto después, Ter Stegen, otro héroe del título, salvó un mano a mano a Borja Mayoral. Es lo que tienen los grandes porteros. Una hora sin intervenir y en un segundo salvan un partido o una Liga incluso.
El Camp Nou respiró, empezó a cantar lo de ‘campeones, campeones’ y con media hora de adelanto empezaron los festejos. El Barça se contagió, como si ya hubiera acabado el partido. Nadie contaba con que el Levante iba a estropear lo que había costado conseguir 35 jornadas. Se fue más arriba, desde luego, Morales falló solo con toda la portería para él, tuvo varias llegadas de esas que silencian las gradas, sobre todo una en el minuto 89 que dio en el poste y acabó en las manos de Ter Stegen como podía haber acabado dentro de la portería. Pero su suerte estaba echada desde que el cuarto árbitro sacó la tablilla de los cambios y en ella ponía que entraba el número 10 del Barcelona.