De héroe a villano. Una vez más esta historia se presenta. Diego Carlos cometió un penal en los primeros minutos del partido pero, en la parte complementaria, se alzó en plena área del Inter para realizar una milagrosa chilena que terminó siendo desviada por Romelu Lukaku para darle el título de la Europa League al Sevilla en la final ante el Inter de Milán (3-2).
Las finales, en su mayoría, empiezan con un ritmo de lento a semilento. Algo que no caracterizó a este encuentro que, en menos de 15 minutos, ya tenía dos goles en el marcador. Uno para cada equipo. Primero Lukaku tras el mencionado penalti cometido por Diego Carlos. La Bestia no dudó y anidó el esférico en lo más profundo de la meta de Bono al minuto 4. Pero faltaba la respuesta. Ocho minutos después, un centro de Jesús Navas fue rematado por Luuk de Jong quien, gracias a su astucia, pudo ganarle la posición a los centrales y rematar a placer.
El ritmo no bajó. Un partido de ida y vuelta que desnudó las deficiencias defensivas de ambos equipos y, a la vez, evidenció el poderío ofensivo de ambas escuadras. Esta situación, además del nerviosismo de algunos futbolistas del Inter, fue aprovechada por el Sevilla que, en un tiro libre, encontró un potente remate de cabeza de Luuk de Jong para irse arriba en el marcador al 33.
Pero en un abrir y cerrar de ojos, todo volvió a igualarse. El equipo hispalense recibió una cucharada de su propio chocolate. Tiro libre que encontró el movimiento de Godín quien no perdonó a Bono al 35. ¿Habría respuesta del Sevilla? Pues sí. En el único minuto de compensación, otro balón parado encontró el remate de Lucas Ocampos, mismo que terminó siendo desviado a córner por Samir Handanovic. Un reflejo de lo que fue toda la primera parte y un ejemplo de lo que vendría.
Para el segundo tiempo, los equipos no mantuvieron el ritmo de la primera parte. De hecho, el partido, poco a poco vino a menos. Hasta que, al minuto 65, apareció una jugada que marcó el partido. Romelu Lukaku se encontró solo de cara al arco de Bono, el portero salió y achicó el fuerte disparo del futbolista belga. La jugada que se cantaba como el tercer gol del Inter, culminó con una atajada monumental para el arquero sevillista.
Diez minutos después el partido se definiría. Otro balón para al área del Inter que quedó suspendido en el aire, Diego Carlos se sacó la espina del penal sobre Lukaku al alzarse y conectar una increíble chilena que, de último momento… ¡FUE DESVIADA POR LUKAKU! La jugada fue tan rápida que nadie lo podía creer. Un autogol precedido de un hermoso remate estaba definiendo el título.
