Roland Garros se prepara para el ‘Grand Slam’ de la tierra, cuyo cuadro principal empezará el domingo 27 de septiembre y se alargará hasta el 11 de octubre. La organización del torneo, dirigido por el extenista Guy Forget, ha ido tomando medidas para reducir el riesgo de contagios por coronavirus durante las dos semanas de competencia, que son tres si se cuenta la fase previa.
Para empezar, la fase de clasificación, eliminada en el US Open, sí se celebrará en el Abierto galo. Lo que pasa es el cuadro varonil se ha reducido a 96 jugadores, algo que ya pasaba en féminas. Se canceló la competencia mixta, al igual que la de leyendas y la ‘qualy’ de los júniors.
A los antiguos campeones, que siempre acudían al palco presidencial de la Philippe Chatrier en las rondas finales, se les está invitando de manera escalonada durante los 15 días de torneo. Se ha contratado una empresa independiente a la Federación Francesa de Tenis para realizar los test y se prohibirá a los tenistas entrenar en las pistas de Roland Garros los días que no compitan. Se quiere evitar aglomeraciones en las zonas destinadas a los profesionales de la raqueta.
De esta forma, tendrán que desplazarse al complejo Jean Bouin, pegado al Bois de Boulogne. La idea del certamen era dar cabida a unas 20.000 personas por día. Esa cifra tan optimista está chocando con la realidad que son los nuevos rebrotes en la ciudad de París. Podrían ser finalmente 5.000 los aficionados que puedan darse cita cada jornada para seguir en directo los Internacionales de Francia.
Los protocolos de Roland Garros se han ido ensayando durante la gira veraniega organizada por la Federación gala en la Costa Azul. Se resume en un control al llegar y, a partir de entonces, cada cuatro días.