Cuando Bam Adebayo entró al Draft 2017 lo hizo siendo visto como un pivote físico, explosivo pero de recursos muy limitados en ataque. Eso era exactamente lo que había mostrado en Kentucky, a punto tal que por cierto parecido en su porte y sobre todo por sus características, el nacido en Newark era constantemente comparado con Dwight Howard. Los problemas allí eran dos: para empezar, Adebayo es cinco centímetros más bajo que el actual pivote de los Lakers. Y por otro lado, la NBA ya estaba en pleno proceso de descarte de ese tipo de internos, buscando jugadores más versátiles tanto en defensa como en ataque.
Con esa visión sobre su juego y proyección, no sorprende que Adebayo haya caído hasta la 14° posición del Draft, donde Miami terminó eligiéndolo. Criticar a los equipos que lo dejaron escapar es sencillo viendo en lo que Bam se ha transformado. Pero poniéndonos en contexto de ese 2017 y viendo lo que había demostrando en cancha durante su año con los Kentucky Wildcats, esas omisiones tienen mucho más sentido.
Desde la llegada de John Calipari, Kentucky se ha transformado en una máquina de reclutar a futuras estrellas NBA. Sin ir más lejos, las Finales 2020 presentarán a tres jugadores que pasaron por sus manos como Anthony Davis, Tyler Herro y el propio Adebayo. Sin embargo, aunque nadie cuestiona la habilidad reclutadora de Calipari, el desarrollo de esas joyas nunca ha sido su fuerte. Es normal encontrar jugadores que muestran un repertorio mucho más completo una vez que hacen el salto al profesionalismo, en contraste con unos Wildcats donde normalmente se los limita a un rol más específico.
Eso pasó incluso con Anthony Davis, quien era utilizado principalmente en una función defensiva en Kentucky (solo promedió 8,4 lanzamientos en su única campaña allí), para luego rápidamente demostrar en New Orleans que su juego era muchísima más completo. Con Adebayo pasó algo similar, pero a un extremo mucho más exagerado. Durante la 2016-2017, tuvo dos roles básicos para Kentucky: proteger la pintura en defensa y sobre todo, terminar cerca del aro lo creado por los guardias.
La bola rara vez estaba en sus manos, sino que la responsabilidad caía en hombres como De’Aaron Fox, Malik Monk e Isaiah Briscoe. Adebayo era poco más que un terminador. De hecho, de los 170 disparos que anotó en la NCAA, 159 fueron asistidos o simplemente conversiones tras rebote ofensivo. Solo 11 de los 170 (6,5%) tuvieron algún mérito de creación propia. Imaginar a este playmaker de la actualidad en aquel entonces hubiera sido una verdadera locura.
Es imposible determinar si Calipari no supo explotar esas facetas de su juego o si sencillamente las mismas aún no existían en ese entonces. Pero lo cierto es que esa etiqueta de pivote a la Howard le duró muy poco a Adebayo en la NBA. Su año de novato mostró bastante de eso, pero una vez que le ganó la titularidad a Hassan Whiteside en la 2018-2019, empezó a dar destellos de un talento muy superior al que se le tenía adjudicado. Un crecimiento que alcanzó nuevos níveles en una 2019-2020 fenomenal, donde se transformó en All-Star y en uno de los internos más versátiles de toda la NBA.
El crecimiento de Adebayo como creador de juego ha sido fenomenal. Muy poco ha quedado de ese rol de definidor en Kentucky, más allá de que cuando debe hacerlo, sigue siendo extremadamente efectivo (lanzó un 72,6% cerca del aro en esta campaña). En la pasada Fase Regular, el 24,8% de sus conversiones llegaron por creación propia, sin la asistencia de un compañero ni la toma de un rebote ofensivo.
“Está jugando muy bien. Hoy hizo un movimiento y me dijo: eso te lo robé a ti, lo hacías mucho en Atlanta“, contó Howard luego del último enfrentamiento entre Lakers y Heat, el 13 de diciembre del 2019.
“La gente dice que nos parecemos, que nuestro físico es parecido. Estoy muy contento por su éxito. Creo que está haciendo un gran trabajo para su equipo. Es una de las razones más grandes por las cuales tienen el récord que tienen. Desde el momento en el que llegó a la liga hasta ahora, he visto mucho crecimiento en su juego. En ofensiva, está subiendo la bola de campo a campo. Es el point-center del equipo“, agregó Howard.
Las estadísticas de Bam en situaciones de aclarado marcan claramente su desarrollo a la hora de atacar desde el drible: representaron el 2,5% de sus acciones como novato y el 1,8% de las mismas como sophomore, pero subieron a un excelente 7,6% en la 2019-2020. ¿Cómo se comparan esos números con los de Howard? Imposible saberlo, porque es tan infrecuente verlo en ese tipo de jugadas, que Synergy Sports ni siquiera ofrece sus registros de las últimas dos temporadas.
El disparo exterior de Adebayo también fue apareciendo poco a poco, luego de prácticamente no tomar lanzamientos fuera de la pintura durante su etapa universitaria: en tiros de tres a cinco metros (su alcance máximo por el momento), lanzó un 32,1% como rookie, un 37,3% en segundo año y un ya interesante 40,4% en la actual temporada. ¿Cómo le ha ido a Howard en eso tiros durante su carrera? Apenas anotó el 28,1% de ellos.
De todas maneras, donde se ve la mayor diferencia entre el Adebayo NCAA vs el Adebayo NBA es en su capacidad pasadora. Al rara vez tener la libertad de poder tomar decisiones con el balón, en Kentucky promedió apenas 0,8 asistencias en 30,1 minutos. Números que rompió por completo una vez que llegó a Miami: 1,5 asistencias en 19,8 minutos en la 2017-2018, luego 2,2 en 23,3 en la 2018-2019 y actualmente unas superlativas 5,1 en 33,6 en la 2019-2020, consolidado como uno de los hombres grandes con mejor visión de toda la liga. Vale mencionar que Dwight nunca pasó de las 1,9 asistencias de media en su carrera de 16 años.
Si Adebayo se hubiera conformado con la función con la que supo destacarse en Kentucky, quizá hubiera pasado desapercibido en la NBA y quedado en el olvido como Joey Dorsey, otro pivote apuntado por su parecido físico y de características con Howard. Sin embargo, el de New Jersey ha ido mucho más allá, ampliando sus horizontes como Dwight jamás pudo hacerlo. Y desde este miércoles, en las Finales entre el Heat y los Lakers, ese alumno rebelde tendrá la chance de demostrarle al ignorado profesor que su camino fue el correcto.