El escándalo de robo de señales de los Astros de Houston está cercano de cumplir un año de haberse revelado, pero aparentemente las heridas aún siguen bastante frescas y la ofensa no se olvida para la mayor parte del mundo del beisbol, quiénes ven en el equipo de Houston el enemigo público número uno de todo MLB y los más grandes villanos de la pelota en tiempos recientes.
Sin embargo, por la manera en cómo se manejó todo el asunto por parte del comisionado Rob Manfred, con castigos tan laxos y poca voluntad de su parte de llegar al fondo del asunto, muchas preguntas han quedado sin respuesta sobre quizá el escándalo más grande de MLB desde la Era de los Esteroides.
Alguien quién sabe “donde están enterrados los cuerpos” y tiene evidencia de primera mano sobre todo el asunto es el ex gerente general de los Astros de Houston, Jeff Luhnow, quién habló por primera vez del asunto en entrevista exclusiva con Vanessa Richardson de NBC Houston, donde soltó la bomba de que MLB sabía que Red Sox y Yankees también robaron señales ilegalmente, pero decidieron no hacer nada al respecto:
“Tuve acceso a alrededor de 22 mil mensajes de texto que provenían de personal de la sala de video, que comunicaban a coaches para robar señales; sabían también que los Yankees y los Red Sox también lo hacían y sabían que estaba mal. Estaban usando esos mensajes de texto para hacer trampa, se comunicaban las señales, y fueron los coaches y los empleados en la sala de video los que lo hicieron y además, está claro también en esos mensajes quién estaba implicado, y yo no lo estaba. Y todo ésto está en la investigación de MLB, ellos tienen acceso a esa información, a los mensajes de texto. Desconozco la razón de porque toda esa evidencia no fue usada para castigar a otros equipos”.
Luhnow menciona además que de hay personas y empleados de los Astros que estuvieron íntimamente involucrados en el esquema de robo de señales mediante video y mensajes, siguen aún en la organización de Houston y además recibieron ascensos en el organigrama de la organización, mientras que él, argumentando que no tuvo nada que ver en el proceso, fue usado cómo chivo expiatorio.