Cuando Luis Rodríguez cierra los ojos, lo ve todo.
A su izquierda, Mookie Betts bromea desde el bosque central. A sus espaldas se escucha el movimiento de los aficionados. Algunos fans lo llaman entre innings, pidiéndole una bola. Delante de él está el cuadro interior del Dodger Stadium, todo con lo que Rodríguez soñaba cuando era un niño en Venezuela.
Luego Rodríguez abre los ojos y empieza a trabajar. Lo que una vez fue una fantasía, un sueño descabellado, es ahora una meta que parece estar a su alcance.
“Mookie tiene ese contrato largo y me estoy preparando para jugar junto a él algún día”, dijo Rodríguez, de 18 años, desde las instalaciones del equipo en la República Dominicana. “Si Dios quiere, así va a ser. Puedo jugar en cualquier puesto de los jardines, pero me encantaría algún día patrullar el bosque central con Mookie al lado”.
Rodríguez, quien ocupaba el cuarto lugar en la lista de los 30 mejores prospectos internacionales de MLB.com el año pasado, está considerado el prospecto número 6 de los Dodgers ahora. El guardabosque tiene previsto participar en la liga instructiva del club en la República Dominicana el próximo mes y podría jugar en la Liga de Arizona, una liga de novatos, en el 2021.
Y aunque quizás parezca demasiado ambicioso que alguien como Rodríguez, cuya carrera profesional apenas comienza, esté soñando con compartir el terreno de juego con uno de los mejores jugadores de las Mayores, vale la pena señalar que Rodríguez tendrá 30 años en el 2032, cuando expire el contrato que Betts firmó con los Dodgers.
“Va a suceder”, afirmó Rodríguez.
El venezolano rebosa de confianza. Ha tenido un recorrido largo hacia este punto.
“Fue un verdadero esfuerzo en equipo, y estamos bastante satisfechos con el proceso mediante el cual lo sumamos a nuestra finca”, dijo Román Barinas, el supervisor de escuchas de los Dodgers en Latinoamérica. “Mientras lo estuvimos evaluando, siguió rindiendo al bate sin importar lo avanzado que fuera el pitcheo al que lo enfrentamos. Luego, a medida que creció y desarrolló su poder, su posible impacto superó nuestras expectativas originales. Eso habla mucho de su ética de trabajo”.
Fue el coordinador de escuchas del club en Venezuela, Jackson Canelón, quien en aquel entonces era escucha, quien vio a Rodríguez por primera vez en una prueba y lo puso en el radar del club. El adolescente era alto y delgado, pero era fuerte y tenía habilidad para de mandar la bola de un canal a otro. En cuanto a la defensa se refiere, era capaz de abarcar mucho terreno, y su brazo tenía un potencial enorme.
Hubo rumores en el 2017 de que el entrenador de Rodríguez iba a trasladar sus jugadores de Venezuela a República Dominicana debido a los disturbios sociales y políticos en el país, y unos meses después eso fue precisamente lo que hizo.
Durante los próximos meses, Laiky Uribe, quien es ahora el supervisor de escuchas de los Dodgers en la República Dominicana, estuvo pendiente de Rodríguez e hizo nota de 130 de sus 140s visitas al plato. El director de escuchas internacionales del club, Ismael Cruz, y otros miembros de su personal, entre ellos Barinas, tuvieron a Rodríguez en la mira durante varios meses. Luis Márquez, quien en aquel entonces era el supervisor de escuchas de los Dodgers en Latinoamérica y ahora trabaja para los Mets, fue el primero que comparó a Rodríguez con el jardinero de Los Ángeles AJ Pollock.
“Las herramientas físicas llaman la atención, pero también es bastante inteligente, uno de esos muchachos con los que puedes tener conversaciones largas e intelectuales sobre el juego, cosas como lo que hizo un lanzador para sacarlo out y cómo puede contrarrestarlo”, señaló Barinas. “El deporte está evolucionando, y hay mucha más información a la disposición de los jugadores; lo que llama la atención es que es el tipo de jugador que va a aprovechar eso lo que más que pueda con el fin de ser el mejor jugador que pueda llegar a ser”.
Hoy en día, Rodríguez se levanta a las 6 a.m. y en menos de una hora está en el terreno de las instalaciones de los Dodgers. Su rutina diaria incluye un programa de fortalecimiento y acondicionamiento, prácticas de bateo, trabajo defensivo y lecciones de inglés. Rodríguez reconoce que le falta mucho por aprender, pero eso es parte del reto.
“Mi meta es tratar de hacer el mejor trabajo posible, que es ser consistente y destacarme en el terreno de juego”, dijo Rodríguez. “En cuanto a los números se refiere, todos queremos buenos números, pero lo que de verdad quiero es un buen swing y hacer buen contacto, así que me voy a enfocar en eso. Quiero avanzar lo más rápido posible y alcanzar mi meta principal de jugar en Grandes Ligas con los Dodgers”.