Los Golden State Warriors siguen siendo uno de los equipos más difíciles de leer en la temporada. Los de Kerr pasan con frecuencia de buenas victorias y lucir como un conjunto que claramente pertenece en la pelea por Playoffs, a tener noches en las que se ven absolutamente superados y aparentan el nivel de un conjunto destinado a la Lotería. Lo de este jueves ante los Phoenix Suns fue mucho más parecido a esa última versión, sobre todo en una segunda mitad que perdieron por 62-46, para terminar cayendo por 114-93. Y las diferencias pudieron ser más amplias, de no ser por los minutos basura.
De las nueve derrotas de Golden State en esta campaña, ninguna ha sido por menos de siete puntos. Además siete han llegado por 10 puntos o más y esta es la quinta que se produce por 19 o más unidades. No por nada tienen un diferencial de puntos claramente negativo, a pesar de que todavía mantienen un registro ganador (10-9). Pero cuando juegan mal, juegan mal en serio.
Phoenix, por su lado, se recuperó luego de tres derrotas dolorosas en casa: dos thrillers consecutivos ante Denver en suplementario y una inesperada caída ante Oklahoma City. Mérito doble para los de Monty Williams, teniendo en cuenta que volvieron a presentarse sin Devin Booker, todavía afuera por una lesión en la pierna izquierda (Dario Saric y Cam Payne también fueron bajas por los Protocolos de Salud y Seguridad).
Los Suns jugaron una primera mitad irregular, pero fueron una aplanadora en el segundo tiempo, definiendo la historia temprano (Golden State jugó casi la mitad del último cuarto con el fondo de su banco). ¿El secreto? Una gran tarea de la banca, comandada por la labor de Frank Kaminsky y Abdel Nader.
El pivote jugó un gran segundo tiempo, haciendo un poco de todo: 7 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias en 17 minutos, explotando los cambios defensivos de los Warriors y haciendo que Deandre Ayton vea poco la cancha en la segunda mitad (solo 7 minutos y sin puntos). El ex Charlotte terminó con 12 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias, estableciendo sus máximas de carrera en los últimos dos apartados. Una noche inspirada.
El egipcio, por su parte, calentó la mano desde el perímetro y aportó 14 tantos en 15 minutos, con un par de apariciones que terminaron de sentenciar la historia. Claro que a ellos también hay que sumarles a Mikal Bridges, autor de 17 puntos en el segundo tiempo, con un 5-6 de campo. De hecho, Bridges terminó siendo el máximo anotador del ganador con 20 unidades, dentro de un excelente reparto ofensivo (hubo otros seis jugadores entre 12 y 16 tantos).
Lo de Golden State no solo fue muy flojo en defensa, sino que no le dieron absolutamente ningún tipo de apoyo a Stephen Curry, quien sumó 27 puntos con un 10-20 de cancha en 31 minutos. Andrew Wiggins fue el único otro Warrior con cierta eficacia, terminando con 16 tantos y un 6-11 de campo. Luego apareció un olvidable 1-11 de campo para Kelly Oubre, un 1-7 para Draymond Green, un 2-9 para James Wiseman, un 0-3 para Damion Lee… poco y nada.
Hemos mencionado un par de ocasiones que los Warriors han sido menos dependientes de Curry de lo que se esperaba en esta campaña, ganando algunos encuentros en los que el base no estaba particularmente derecho con el aro. Sin embago, hoy se vio la cara opuesta de la moneda: un conjunto que si no era de la mano de Steph, prácticamente no tenía manera de dañar a Phoenix.
Las 93 unidades son la cifra más baja de toda la campaña para los de San Francisco, conjunto en el que no hubo minutos para el mexicano Juan Toscano. El sábado por la noche tendrán revancha recibiendo en el Chase Center a los Detroit Pistons.