NBA
Se cumplen 30 años de la creación del ‘Dream Team’
El 21 de septiembre de 1991 USA Basketball provocaba un seismo que cambió para siempre el mundo del baloncesto al anunciar los 10 primeros nombres de la plantilla que disputaría los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Diez nombres que ya son leyenda de la historia del mundo de la canasta y del deporte en general, porque su elección cambió por completo el paradigma del olimpismo como se había entendido hasta entonces.
Ese día quedaban atrás los tiempos en los que los jugadores universitarios defendían la bandera estadounidense. Tras el fiasco de los Juegos de Seúl comenzaron las conversaciones entre David Stern, entonces comisionado de la NBA, y José Antonio Samaranch, presidente del COI, para permitir la convocatoria de jugadores profesionales en la cita olímpica tal y como propuso el entonces presidente de la FIBA Boris Stankovic.
Éramos como los Navy Seal. Llegamos, pateamos algunos culos y volvimos a casa sanos y salvo”
Patrick Ewing
“Existe el error de creer que fue la NBA la que quiso redimirse de la derrota del 88. No creímos que fuese a convertirse en el fenómeno que fue. Le dijimos a la FIBA que no estábamos entusiasmados con la idea, pero que apoyaríamos la decisión de una votación, que fue unánime salvo por nuestro voto y el de Rusia”, confesó David Stern años más tarde sobre su papel a la hora de crear el Dream Team.
La idea del serbio cristalizó ese 21 de septiembre de hace ahora 30 años. Ese día Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, Charles Barkley, Scottie Pippen, Karl Malone, Patrick Ewing, David Robinson, John Stockton y Chris Mullin se convertían en los primeros 10 integrantes de un equipo que ya es historia del baloncesto. El verdadero Dream Team al que más tarde se unirían el universitario Christian Laettner y Clyde Drexler.
“Algún día seré parte de una respuesta del Trivial. Va a ser increíble, voy a formar parte del mejor equipo que se ha juntado en la historia”, aseguraba un emocionado Charles Barkley tras conocer su convocatoria. “Se volverán a ver equipos de profesionales en los Juegos, pero nunca se volverá a ver un equipo como éste. Fue majestuoso”, recordaba Chuck Daly años después de capitanear el barco más potente de la historia.
“Éramos como los Beatles”
Una vez convencidas todas las estrellas (Jordan fue el que más costó) el equipo comenzó la concentración en Los Ángeles donde sufrió una derrota de la que no hubo constancia hasta dos décadas después. Más tarde llegó el entrenamiento catalogado como “el mejor partido de la historia” que se disputó en Montecarlo y del que sólo queda la leyenda. Y de ahí, a Barcelona a hacer historia. En la Ciudad Condal fueron recibidos como estrellas de la música (“Éramos como los Beatles”, recuerda Ewing) y disfrutaron de todos los beneficios que ello conlleva hasta la jornada final, cuando se colgaron un metal que en el que estaba inscrito su nombre antes de empezar.
Ni un solo tiempo muerto
Todo cambió el 26 de julio. Aquel día frente a Angola comenzaron su particular paseo militar por una cancha en la que no dejaron crecer la hierba de ninguno de sus rivales. Todos claudicaron ante una selección imbatible: Oro, ocho victorias (a las que habría que sumar las seis logradas en el Preolímpico de Portland) y una media de 44 puntos de renta sobre todos sus adversarios.
Angola (+68), Croacia (+33), Alemania (+43), Brasil (+44), España (+41), Puerto Rico (+38), Lituania (+51) y Croacia (+32) fueron las víctimas de un ‘Dream Team’ en el que estadísticamente Charles Barkley fue el mejor (18 puntos por partido). Un equipo que se fue de Barcelona cumpliendo la promesa de su entrenador, que no tuvo que pedir ningún tiempo muerto durante el torneo.