El desplazamiento de los Lakers a Mineápolis se presumía complicado siendo todos conocedores del poderío que están desplegando esta temporada los Timberwolves, de los precedentes entre los equipos y de los antecedentes de los californianos intentando no desestabilizarse en cada partido que disputan. Pues les cayó todo de golpe. Sin ser una derrota imperdonable ni por fondo ni por forma, y sin ser tampoco inesperada, sí produce un amargor que va más allá del resultado, que fue 124-104.
No fue en una jugada ni en dos. En varias acciones del encuentro los jugadores de los Timberwolves se burlaron abiertamente de, sobre todo, Russell Westbrook y, por ende, de los Lakers, el equipo al que representa. Veteranos como LeBron James (a juzgar por su cara) o Carmelo Anthony (canalizando su frustración soltando el brazo) se sintieron heridos por la hiriente crítica a su compañero. Beverley, que tiene un ferviente enfrentamiento con el ‘0’ desde que lesionara a éste hace unos años, montó su particular show, incluso gritándole “basura” en una de sus jugadas de ataque. Le sacó del partido. Towns remató en un triple esquinado de Russell que ni siquiera tocó el aro, mirando al cielo como si el balón nunca hubiera bajado. En la confrontación posterior con la prensa Westbrook dejó ver su frustración mencionando que “su ‘trash-talk’ no influye”, refiriéndose a los jugadores contrarios, “porque ninguno de los de allí ha hecho nada en esta Liga todavía”, y Beverley no le dejó ir fácilmente y le contestó en sus redes sociales: “Todos los años en ‘playoffs’. Dos finales de Conferencia Oeste con dos equipos distintos. ¿Estadísticas individuales o grupales? Creía que esto era un juego de equipo”. En el barro quedó una pugna que se presume deportiva y, si acaso, edificante.
El juego de los Wolves volvió a ser eléctrico. No tan contundente como en otras ocasiones, sí mucho más que el que ofrecieron los Lakers. La baja de McDaniels, lesionado el último día, no afectó en demasía. De nuevo Towns estuvo rodeado perfectamente. El pívot rebajó a la mitad los 60 de su último partido. En un mal día de Russell, en 2/11 en tiros, tuvo la ayuda de Edwards (27) y el mencionado Beverley (18).
Los Lakers pudieron batallar hasta el último cuarto. Se deshicieron en ese momento, como les ha pasado en otros enfrentamientos. LeBron James tuvo demasiados fallos pese a que, con 19 tantos, fue el máximo anotador. El de Akron tiene por primera vez desde que estaba en su primera etapa de los Cavaliers un récord con más de diez derrotas más que las victorias, 29-40, después de este resultado. También con malos porcentajes en los lanzamientos le ayudaron Anthony (16), Westbrook (15) y Monk (13).