Tenis
Rafa Nadal alcanza su victoria 300 en torneos de Grand Slam y avanza en Roland Garros
Rafael Nadal sigue acumulando triunfos en su cancha preferida, el español llegó nuevamente a la tercera ronda del torneo Roland Garros y además, alcanza su victoria 300 para entrar al grupo de Novak Djokovic y Roger Federer quienes son los otros dos tenistas que tienen esa cantidad de triunfos en torneos de Grand Slam.
Su última víctima ha sido este miércoles Corentin Moutet, con un tanteo de 6-3, 6-1 y 6-4, en 2 horas y 9 minutos.
El aficionado local acudió a la llamada de la patria en busca de espectáculo por las dos partes y se encontró con un monólogo del 13 veces campeón en la tierra de París. Y es que Nadal es el azote de Francia. Después de los miembros de la Armada, a los que ha superado en 138 ocasiones, sus rivales favoritos son los galos. Hasta 96 triunfos colecciona ya contra ellos.
Es por eso de la admiración que todos ellos sienten por Nadal, más allá de sus alucinantes cifras en las pistas del Bois de Boulogne. Ha decantado a su favor 107 de los 110 partidos, lo que da un porcentaje de éxito superior al 97 por ciento.
Nadal, que nunca antes se había cruzado con Moutet, tampoco conoce tenísticamente a su adversario mañana por un puesto en los octavos. Se trata de Botic Van de Zandschulp. El 29 del ranking y que aparece en el cuadro como el vigesimosexto favorito dio buena cuenta de Fabio Fognini por 6-4, 7-6(2), 3-2 y retirada del italiano.
Sólo en una ocasión en su carrera, Rafa le falló a la cuarta ronda del Abierto galo y fue porque se tuvo que retirar por una rotura en la muñeca antes de saltar a jugar con su compatriota Marcel Granollers.
Al campeón de 21 grandes le gusta jugar bajo el sol y con calor para que la pelota coja mejor los efectos. No eran precisamente las condiciones de la segunda ronda parisina. Era de noche, hacía frío y reinaba la luz artificial. A pesar de ello, Moutet sólo inquietó en el inicio del tercer set cuando rompió por primera y única vez el saque a su adversario. El marcador reflejaba un 2-0.
El interrogante era saber cuándo se iba a producir la reacción de Nadal. De zurdo a zurdo, y con la chispa de siempre, regresó a escena en el cuarto juego. Ya no dejó la delantera hasta el final.