No hay dudas, mientras más nos acercamos al Juego de Estrellas, que Xander Bogaerts ha sido hasta ahora el mejor jugador de Boston, mientras los Medias Rojas siguen sorprendiendo al mundo del béisbol con una ventaja de 4.5 juegos en la División Este de la Liga Americana, gracias al mejor récord del Joven Circuito (53-32), muy cerca de ser el mejor en las Grandes Ligas.
Y Chaim Bloom, el jefe del departamento de operaciones de béisbol del club, ha hecho varios movimientos bajo el radar con la rotación de abridores y el bullpen. Y también lo ha hecho con jugadores esenciales como Alex Verdugo (parte del cambio por Mookie Betts), el puertorriqueño Enrique Hernández y Hunter Renfroe, una forma de recordarles a todos por qué el propietario John Henry lo trajo desde los Rays.
Pero hay otro JMV para los Medias Rojas este año. Llámenlo su Persona Más Valiosa. Nos referimos a su manager, el puertorriqueño Alex Cora, de vuelta tras una suspensión de un año por su rol en el escándalo de señas de los Astros mientras era el coach de la banca de A.J. Hinch, lo que resultó en su momento que Boston lo despidiera del cargo. Ha sido algo muy bueno para los Patirrojos. Nada de los éxitos de los Medias Rojas, tres años después de que Cora dirigiera la edición que ganó 108 juegos en la temporada regular y la cuarta Serie Mundial de Boston este siglo, estarían sucediendo sin él al frente de la novena.
En un mundo donde la analítica se ha convertido en una parte tan esencial en los planes de los equipos y las directivas son cada vez más poderosas, Cora es uno de los que nos recuerdan día a día la importancia de tener a alguien eficaz en el dugout. Y Cora es, sin duda alguna, un gran dirigente. En dos temporadas y media al frente de los Medias Rojas, su récord es de 245-163.
El sábado, le pregunté a Dave Roberts, otro fantástico dirigente, cuáles cualidades hacen tan especial a Cora, con quien Roberts compartió equipo en los Dodgers y a quien se enfrentó como piloto en la Serie Mundial del 2018.
“La habilidad que tiene para relacionarse y entender a sus jugadores”, respondió Roberts. “Ellos saben que él está en esa lucha junto a ellos”.
Esto no cambia lo que pasó con él en Boston, ni con su viejo jefe, Hinch. Eso siempre será parte de la historia de Cora. Pero tampoco cambia su récord actual con los Medias Rojas, ni el trabajo que han hecho ellos bajo su mando este año tras arrancar con una marca de 0-3 que los puso exactamente en el mismo lugar que ocuparon el año pasado sin Cora, el sótano del Este de la Liga Americana.
Ahora los Medias Rojas están tratando de pasar del último al primer lugar, como lo hicieron cuando terminaron ganando la Serie Mundial del 2013 con aquel grupo de guerreros que rodeaban al dominicano David Ortiz (y un muchacho de 20 años que trajeron para jugar en la tercera base de apellido Bogaerts), el tipo de jugadores que ahora rodean a Bogaerts, al dominicano Rafael Devers y a J.D. Martínez en el medio del orden de estos Patirrojos.
Esto se lo dijo Bloom el otro día a mi amigo Dan Shaughnessy en el Boston Globe, hablando sobre Cora:
“Su habilidad para comunicarse y motivar se compara con cualquiera que haya hecho este trabajo. Ve cosas en el juego que casi nadie ve. Me encanta trabajar con alguien tan estudioso del béisbol. Le encanta todo lo que tiene que ver con este juego y eso se nota en todo lo que hace. Lo puedes ver en nuestro dougout. Los jugadores están ahí hablando de pelota. Están viendo el juego y los muchachos pueden aprender cosas incluso cuando no están jugando. Esa atmósfera en el dugout es algo que debe de ayudarnos en el curso de una campaña tan larga”.
Joe Torre, otro líder con aquellos Yankees que ganaron cuatro Series Mundiales en cinco años y casi cinco en seis entre 1996 y el 2001, siempre me dice, como pasó hace pocas semanas, que ser dirigente “sigue siendo un asunto de manejar a personas. Yo aprecio el valor de los números, pero jamás vas a poder sacar el elemento humano de la ecuación”.
Eso precisamente es Cora. Todo aquel que estuvo alguna vez en contacto con él cuando era jugador, y yo tuve esa suerte cuando jugó con los Mets en el 2009 y el 2010, sabía tras una sola conversación que Cora un verdadero hombre de béisbol, no sólo por sus observaciones sobre el juego, sino también sobre los jugadores. Todos sabíamos que algún día sería manager. La única interrogante era cuándo y con quién.
Fue con los Medias Rojas. Dave Dombrowski lo contrató. Los Medias Rojas terminaron ganando un total de 119 juegos en el 2018. Hasta los marcianos saben qué terminó pasando con él, Hinch y la organización de los Astros después de eso. No había garantías de que Boston le diera otra oportunidad tras su suspensión. Pero lo hicieron. Y ahora los Medias Rojas han sido una de las grandes sorpresas de este año, junto a los Gigantes. Boston se ha armado otra vez alrededor del callado hombre al que tanto extrañaron y que ahora los ha vuelto a levantar.
El otro día, luego de barrer a Yankees y a los Reales en casa, Cora habló de la importancia de tener de vuelta a los fanáticos y de cómo tener el estadio lleno ha ayudado al equipo últimamente.
“Ellos han hecho una diferencia”, dijo Alex Cora.
No tan grande como la que él ha hecho en el Fenway Park.