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Manu Ginóbili, antes de ingresar en el Salón de la Fama del básquetbol: “Después de esto no viene nada más, es irreal”

Connecticut.- El Mohegan Sun es un paraíso para los amantes del juego en esta porción del noreste estadounidense. Fastuoso complejo con dos casinos, hoteles, tiendas y restaurantes, posee un ritmo frenético. El sonido de los tragamonedas actúa de cortina musical. A pocos metros de las máquinas, sin embargo, en uno de los salones más importantes del complejo, “El Teatro Cabaret”, un espacio con capacidad para 400 personas, pisos alfombrados y paredes con colores pasteles, se vive otra realidad. Reserva, respeto, emoción. En el escenario, los distintos elegidos de la clase 2022 para ingresar en el prestigioso Salón de la Fama del básquetbol (Naismith Memorial Basketball Hall of Fame), hablan, uno detrás del otro, con los ojos humedecidos y un nudo en la garganta.

El primero en dirigirse a la audiencia es el histórico coach de Denver, George Karl. Le siguen, contando anécdotas y respondiendo preguntas de la prensa, otros exjugadores como el carismático Tim Hardaway, ex Golden State Warriors y Miami Heat, entre otros clubes. También hay protagonistas de otras áreas, como del arbitraje y la asistencia técnica. Y hasta se recuerda a Kobe Bryant. Hasta que el reloj marca las 15.49 en Connecticut (una hora menos que en la Argentina) y llega el turno del bahiense Emanuel Ginóbili, un artista sentado en la imaginaria mesa chica de los mejores deportistas argentinos de todos los tiempos (para muchos, el mejor, un verdadero embajador internacional). Manu, ganador de cuatro anillos de la NBA con San Antonio Spurs (2003, 2005, 2007 y 2014), será el primer jugador de nuestro país en tener un lugar en el mismo sitio donde se encuentran, entre otros, Michael Jordan, Magic Johnson, Shaquille O’Neal, Tim Duncan, Kareem Abdul-Jabar y Larry Bird.

Este sábado, entre las 19 y las 22 (horario local), en una ceremonia en la sala Sinfónica de Springfield, Massachusetts (ciudad en la que se encuentra el Salón de la Fama), Ginóbili, retirado en 2018, recibirá el reconocimiento máximo para un basquetbolista. Leyenda entre leyendas en el Hall of Fame. Como si algo le faltara a su currículum, su figura quedará allí perpetuada. En la “biblioteca más completa del básquetbol”, Manu aportará su obra.

“Es irreal estar en este momento. Uno no crece en la Argentina esperando que va a llegar a este lugar. Vengo de una ciudad chica en Argentina, apasionada por el fútbol. Mis logros más importantes son los logrados en forma colectiva. No tengo MVPs y todos esos reconocimientos, así que estoy acá por haber formado parte de grandes equipos. Es increíble”, expresó el argentino, vestido con una remera gris plomo, jean y zapatillas blancas.

Otras de sus frases

  • “Michael Jordan era mi ídolo indiscutido de la infancia. Pero cuando se convirtió en tan popular, elegí otro equipo, a los Warriors. Y es un placer compartir esta ceremonia con Tim Hardaway, que fue una referencia. Todo esto trae presión, responsabilidad, nervios. Pero ya pasó, preparé mi discurso, mis invitados llegaron, ahora a disfrutar de todo. Será como una reunión de amigos”.
  • “En un momento, en el ‘98, ‘99 y 2000, cuando empezaron a pasar cosas en el juego, notaba que había algo distinto en mí, una marcha más. Después se fue intensificando hasta 2005, 2006, que fue mi mejor momento. Pero hasta ese entonces estaba trabado, sentía que me faltaban cosas”.
  • “De entrada, no bien me dijeron que entraría en el hall, no lo disfruté tanto. Había que hacer el discurso, empecé a recibir mensajes, invitaciones… Uno quiere agradecerle a todo el mundo y no podés. Las últimas 24 horas, desde el momento de llegar acá, empecé a disfrutarlo mucho más”.
  • “Hay un vínculo entre todos los jugadores hispanohablantes de la NBA. Sobre todo con los sudamericanos que llegaron; uno trataba de acercarse y charlar un rato”
  • “No hubo un premio individual que no los haya tomado porque competía en un muy buen equipo. El premio de sexto hombre, el All-Star… Estoy acá por los anillos de San Antonio, por los títulos en la selección argentina. Este ingreso lo tomo de la misma manera”.
  • “¿Si logro perpetuidad con este premio? Después de esto no viene nada más. Es el mayor logro que podría tener. Hace tres años, con la ceremonia del retiro de la camiseta, fue algo muy de San Antonio. Pero esto es del básquetbol en general”.
  • “El legado más grande que dejé será el del murciélago [en 2009, ante Sacramento, detuvo con un golpe]. Ponés Youtube y te sale lo del murciélago (sonríe). Hablando en serio, uno se esfuerza mucho para lograr buenos resultados. Es imposible no pensar en los campeonatos ganados. Pero cuando lo ves desde afuera querés agradecerle a los compañeros, al masajista, al que limpiaba la cancha. Porque generan una atmósfera linda y te dan ganas de ir a entrenar. Guardo en un lugar muy importante de mi memoria todos esos momentos”.


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