El Real Madrid cayó exactamente donde se esperaba, en un partido diseñado por y para las virtudes del Mallorca. El conjunto de Javier Aguirre venció 1-0 a los merengues con un autogol de Nacho al minuto 13 y tras un penalti fallado de Marco Asensio, que deja a los de Carlo Ancelotti a cinco puntos menos del Barcelona, a falta de que termine la jornada 20 de LaLiga.
El marcaje de Maffeo a Vinicius, impecable con balón y reprochable sin él, fue el ejemplo de cómo llevar al rival a donde menos le conviene. Al brasileño le cabe el orgullo de intentarlo hasta el final, a pesar de las dificultades y el acierto del adversario. El Madrid no dio con la fórmula para quebrar el orden bermellón, ni siquiera de penalti, y revalidar el título de Liga se pone complicadísimo. Ya no depende de sus aciertos, ni los fallos del Barça.
Más difícil todavía. Si las bases del doblete de la pasada temporada residían en la columna vertebral que arrancaba en Courtois, pasaba por Militao y remataba en Benzema, Ancelotti tendrá que reinventar a su Real Madrid. Son traicioneras las lesiones musculares, sobre todo para un portero que está muchos minutos inactivo. Total, entró Lunin de inicio en un once sin Modric ni Kroos, con Camavinga en el lateral y una medular más física.
Quería hacer Aguirre un partido largo y se lo acortó Muriqi al cuarto de hora. No marcó directamente, porque fue Nacho quien envenenó el centro de Jaume Costa rumbo a la escuadra. Pero el delantero kosovar bajó el saque largo y buscó el cabezazo en ese juego directo que tan bien interpreta el Mallorca.
Un equipo organizado, bien armado, que cierra los espacios y que pone un punto de intensidad extra. Aprovechó el contencioso con Vinicius para sembrar el campo de minas. Las 12 faltas en medio partido prueban ese carácter impetuoso de los bermellones.
Casi no pasó nada más que el gol en el primer tiempo. El partido de Vinicius: recibió la primera falta del partido, de Dani Rodríguez, y las atenciones permanentes de Maffeo, que condujo el duelo al punto donde quería. Desenfocó al brasileño, perdido en protestas, hasta sacarle la amarilla al caer aparatosamente tras cruzarse con el 20 blanco.
El Madrid se fue al descanso un punto desquiciado. En parte por no saber cómo meter mano al Mallorca y por el raquítico añadido del árbitro.. Pudo sentenciar a la contra Kang In-Lee por la derecha, pero dio el pase largo a Dani Rodríguez.
Ancelotti cambió a Vinicius al centro para escapar del marcaje de Maffeo, pero se encontró con Raíllo, que también le trató con cariño. En esa posición buscó Vini un balón largo, se anticipó a Rajkovic y el portero le derribó. Penalti. Asensio asumió la responsabilidad, buscó el lado de seguridad y el portero desvió con mucho mérito. Hay días en que nada sale bien.
Ancelotti metió todos los cambios para instalarse en campo del Mallorca. Entró primero Modric y después Kroos, Alaba y Mariano. Cerró con tres el Madrid, con Camavinga, el más atinado del Madrid.
El croata detectó bien los espacios entre líneas. Hernández Hernández empezó a sacar las tarjetas que se había ahorrado antes. Se jugó poco, lo que más convenía al cuadro bermellón, que también se acomodó al nuevo escenario con los cambios y la caída lógica de energía.
El Madrid llegó más y creó alguna buena ocasión, como un remate acrobático de Mariano que se fue cerca de la escuadra. También la tuvo el Mallorca, pero Carvajal corrigió la escapada de Jaume Costa. Resistieron los locales el arreón final y conquistaron un triunfo de prestigio. Se jugó a lo que ellos quisieron. LaLiga se pone en chino para el Madrid.